


Esta inyección se realiza directamente en la consulta del médico de cabecera, del reumatólogo o del cirujano. La mayoría de las veces y para su comodidad, se realiza una pequeña anestesia local a nivel del talón de la mano. No es necesario estar en ayunas, más bien se aconseja desayunar. Es preferible que le acompañen el día de la infiltración.
Para reducir el riesgo de infección en el punto de punción, se realiza una antisepsia del conjunto de la mano. El médico debe utilizar guantes estériles y la mano debe estar puesta en un campo estéril de uso único. Después de la inyección del corticoide, se protege el punto de punción con una gasa : se recomienda no quitarla por lo menos en las 12 horas siguientes y proteger del agua la zona de inyección.
Es posible sentir un hormigueo ligero durante la infiltración, en absoluto duradero. Se aconseja un uso de la mano razonable y moderado en las horas que siguen la infiltración. Es habitual que el efecto terapéutico sólo se produzca después de dos días con una agravación pasajera y moderada durante este período de sintomatología.
La inyección de corticoides es eficaz la mayoría de las veces al empezar la enfermedad.
Actúa principalmente sobre los dolores nocturnos que desaparecen en los días que siguen su realización. Es menos activa sobre los trastornos de la sensibilidad al tacto. La inyección es también un buen test de diagnóstico y predice la eficacia de la cirugía.
La primera infiltración es muy eficaz de manera general (el 90% de los pacientes se sienten aliviados). Su efecto terapéutico suele prolongarse en los 6 meses.
La eficacia de las infiltraciones posteriores disminuye con su número. La repetición de las infiltraciones puede ocultar una afección evolutiva grave del nervio mediano, por eso se suele aconsejar no superar las tres infiltraciones por muñeca.